EL LOCO Y EL PUENTE




Hace calor y aún estoy mojado, camino descalzo sobre piedras lisas que me  lastiman. Estoy 

tan solo como un poema de Poe. Continuo, evito algunas espinas y uso mis manos de 

sombrero para burlar a la luz. Me detiene un reflejo estridente, cierro los ojos. Tras un segundo, 

puedo ver y lo hago con temor.

Frente a mí está un puente casi eterno, suspendido sobre un río verdoso, sus ramas me invitan a cruzar y mi cuerpo parece estar de acuerdo, porque no puedo ir en otra dirección. Esto es más fuerte que yo,  de verdad no soy capaz de moverme si no es adelante. Estoy confundido, no recuerdo haber visto nada de esto antes y, sin embargo, por este lago he andado millones de veces. Un escozor de ansiedad me enajena, creo que cruzaré… bien, el primer paso.

Mis pies tiemblan y uno de ellos se queda suspendido, mi sangre se ha enfriado, ya no hablo…
De repente, la lucha entre mi curiosidad y mi paranoia es interrumpida por un berrido y la lágrima de una flauta. Bajo este puente está el rey bufón sometiendo a su única súbdita, la estruja ante la mirada indiferente de las rocas. No necesito ver esto. La pregunta sigue siendo, si cruzare mi puente de demencia y lo que haré será… ¡Oh! No lo sé, de nuevo algo me impide decidir: es el Dios de semen que fornica con el agua para seguir vivo, ella canta para la danza de sus hijos.
Me siento diseccionado; el Big-Bang de mi cabeza no me deja respirar. ¡Suficiente debo actuar ya! El recorrido parece largo, pero ¿qué más da? Cruzaré, lo haré con los ojos cerrados por si caigo a lo infinito.
Se terminó la cuenta regresiva…
Pero… ¿Qué es esto?.. No lo entiendo… ¿Cómo llegue al final de mi puente? ¡Oh incertidumbre! ¿Por qué estoy también del otro lado, tratando de cruzar?

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